Los probióticos, más allá de sus efectos en la salud intestinal, influyen en los demás órganos y sistemas del cuerpo humano. Incluso podrían influir en las emociones, el Lactobacillus rhamnosus es un ejemplo de ello.

El efecto beneficioso del Lactobacillus rhamnosus para la enfermedad inflamatoria intestinal está bien demostrado en la literatura médica. Pero sus efectos beneficiosos van más allá: un grupo de científicos del University College de Cork (Irlanda) observó que los ratones cuya dieta suplementaron con L. rhamnosus redujeron sus niveles de estrés y ansiedad, observándose también una reducción en los niveles de las hormonas que se asocian al estrés (Bravo et al, 2011).

Unos años más tarde, un grupo de investigación canadiense (Bharwani et al, 2017) confirmó los mismos resultados, mostrando que los ratones tratados con L. rhamnosus eran mucho más resistentes a las situaciones de estrés simuladas en el laboratorio, tanto a nivel de comportamiento como a nivel fisiológico, mostrando una mucho mejor adaptación al estrés de su sistema inmune.

Es importante remarcar que la ansiedad y la enfermedad inflamatoria intestinal se manifiestan a menudo a la vez en un mismo paciente, de forma que el Lactobacillus rhamnosus podría ser una buena terapia para tratar todos los síntomas al mismo tiempo. Por el momento, estos experimentos realizados en ratones no se han confirmado en humanos, por ello es necesario tomar estos datos con precaución. El Lactobacillus rhamnosus tiene muchos otros efectos beneficiosos confirmados en humanos y es una de las cepas que se pueden encontrar en Ergyphilus Plus.

Son muchos los estudios que evidencian la relación entre la flora intestinal y el sistema nervioso central. Por el momento este es un campo que se empieza a dibujar y que dará mucho que hablar en los próximos años. El Lactobacillus rhamnosus ha demostrado un gran potencial en animales y es candidato a ser usado en el futuro para tratar trastornos de ansiedad, si estos resultados llegan a confirmarse en seres humanos.