Los probióticos han demostrado ser efectivos para combatir la Fibrosis Quística (FQ), una enfermedad genética que afecta aproximadamente a una de cada 3000 personas, dependiendo del país. Esta patología afecta principalmente los sistemas respiratorio y digestivo de los pacientes y, aunque continúa sin tener cura, hay múltiples estrategias terapéuticas para paliar sus efectos.

Los probióticos han demostrado ser efectivos para combatir algunos de los efectos de la fibrosis quística en el sistema digestivo. En concreto, los probióticos administrados a pacientes de FQ han logrado una reducción en la inflamación intestinal (Bruzzese et al 2004; Bruzzese et al 2014; del Campo et al 2014), la recuperación de la microbiota (Bruzzese et al 2014) y mejorar la función del intestino (Infante Pina et al, 2008). En este último estudio en concreto se utilizaron suplementos de Lactobacillus rhamnosus.

La terapia con probióticos ayuda a mejorar la función intestinal y es una estrategia terapéutica complementaria a los dispositivos para movilizar secreciones que se utilizan para el aparato respiratorio. Los efectos beneficiosos de los probióticos para los pacientes de Fibrosis Quística son a nivel digestivo. Aunque algunos estudios sugieren que también podrían tener un efecto beneficioso en la función respiratoria, existen otros estudios que no observaron dichos efectos.

Es importante tener en cuenta que los antibióticos que se suministran para tratar las infecciones de los pacientes de FQ también atacan a las bacterias del intestino, de modo que durante los tratamientos con antibióticos es muy probable que la eficacia de los probióticos disminuya.